Aprovechando su onomástica, hoy nos ocupamos del candidato de Unió a los próximos comicios del 27-S. No se precipiten a tacharlo de «insulso» porque los estampados de sus últimas camisas y ese deje al echarse la americana a la espalda adivinan que Ramon Espadaler atraviesa una especie de lucha interna entre seguir siendo un remilgado o soltarse la melena; entre seguir imitando al jefe o averiguar quién es. En fin, ¿por qué lo llamarán «seny» cuando quieren decir miedo?
Hoja de parra Será un homenaje al primer ropaje que diseñó Dios para cubrir las miserias del hombre pero existen pocas fotografías en las que no pose con las manos protegiéndose la entrepierna. Tranquilo, sólo son cámaras no le van a chutar una falta.
Ambición Otro de los gestos más característicos de Espadaler es apuntar con el dedo. No es que tenga complejo de Colón ni de E.T. y anhele indicar amablemente a sus compatriotas como hallar el camino a Ítaca pasando primero por Barajas, no. El candidato de Unió siempre apunta hacia arriba declarando así (inconscientemente) su deseo de seguir escalando posiciones. Si lo hiciera con la mano, el significado sería más neutro (esperanza de conseguir el ascenso) pero con el dedo resulta más agresivo (inconformismo: quiero más poder).
Seny Es de ese tipo de hombres que antes de dejarse ver como personas te saturan con supuestas evidencias estilísticas de que son la integridad personificada. Alianza de oro tradicional, raya en los pantalones, chinos beige con camisa blanca como look informal, escribe con pluma… Todo como Dios (según su interpretación) manda. Y claro, tanto remilgo te hace desconfiar…
Rumbero Pero no nos precipitemos en el juicio y lo cataloguemos de desaborido. El estampado de sus camisas (desde que se postuló como aspirante a presidir la Generalitat de Catalunya) y ese deje de echarse la americana a la espalda a la que se presenta la mínima ocasión, descubren un lado oculto (normalmente, el verdadero). Eso o es su particular apoyo al proyecto de candidatura de la rumba catalana como patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO…
Imitar al jefe Duran i Lleida ha sido uno de los políticos mejor vestidos del panorama nacional y estatal. Además de ir impoluto, lo que más destacaba en su estilo era esa facilidad para incorporar las últimas tendencias a un uniforme clásico (las gafas de varilla de color, las corbatas alegres, calcetines de colores, deportivas…). La mayoría de diplomáticos catalanes, incluso los más jóvenes, han intentado emularlo pero sin mucho éxito. Y aunque Espadaler se esfuerce a ser como «el jefe» (chinos verde agua, jeans, cordones calzado de color…), le pasa como a Quico Homs con Artur Mas: siempre es un error pretender imitar a alguien porque lo único que evidencias es que careces de personalidad.
Doble moral Por un lado quieres ir de retrógrado y por otro, de modernillo… Total, que acabas combinando ese corte de pelo con esa barba (antes perilla). Y no casa. No tiene sentido. Para poder defender una incongruencia ideoestética, primero hay que definirse, aceptarse y creérselo.