Laura Chinchilla se convirtió ayer en la primera presidenta de Costa Rica. Para su toma de posesión, la socialdemócrata, vestida con un traje chaqueta en falda ajustado, escogió el blanco al igual que ya hicieran las otras mandatarias mujeres en Sudamérica para sus investiduras.
Primero fue Michelle Bachelet en Chile (marzo de 2006), después, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina (diciembre de 2007), y, ahora, Laura Chinchilla en Costa Rica. En contraposición al traje negro de los hombres, las mujeres presidentas sudamericanas eligieron el color blanco para teñir sus ropajes en un día tan significativo como fue el de su investidura.
Y es que con las altas temperaturas que acompañaron la jornada de ayer en Costa Rica, cualquier tonalidad clara era la salvación para la ya nueva presidenta Chinchilla. De todos modos, en comparación con Bachelet o Kirchner, Chinchilla parece la representante política mujer más femenina en su imagen. La ex presidenta de Chile, pese a los colores alegres y las joyas que suele utilizar, recuerda a la canciller alemana, Angela Merkel. Por su parte, los excesos en escotes y maquillaje de la mandataria argentina, la alejan del uniforme adecuado para una política mujer y femenina. De todos modos, habrá que analizar la evolución de la costarriqueña. Lo que está claro es que poco a poco entra algo de luz (feminina) a una esfera política tan oscura (masculina). El Ying y el Yang.
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