El hombre más poderoso del mundo (¿aún?) también se maquilla. Ante la cámara, los brillos no son bienvenidos. Algo que quedó más que demostrado en el primer debate televisado entre Nixon y Kennedy. Mientras el primero renunció a tales argucias, el segundo entendió la importancia de la imagen y ganó. Según una de las esteticistas que trabaja con el actual presidente estadounidense, la técnica consiste en «usar la brocha para quitarle esa pátina brillante que tanto molesta a la cámara y luego pones algo de corrector. Has de mezclar varias tonalidades dependiendo del color de la piel.» Eso sí, nunca hay que pasarse con las capas de pintura…
¡¡Todos monísimos!!