«Olvídate de la imagen y confía en alguno», me recomendaban hace unos días para olvidarme de la depresión económica, ética y moral y, después de un año y medio, poder conciliar el sueño. Pero a todos les encuentro un pero -excepto a Obama, pero ese me pilla lejos- y no hay manera. Porque aunque Angela Merkel insista en escenificar un acercamiento con el resto de líderes europeos, ¿cómo confiar en alguien que se gasta en cada una de sus chaquetas de tres botones, echas a medida por la diseñadora Bettina Schoenbach, 750 euros? No me mal interpretéis, si aún le quedaran bien podría soportarlo pero no cuando cada vez que se la abrocha temo que alguno de los botones salga disparado.
PD. No nos echemos las manos a la cabeza, las americanas de sus colegas hombres tampoco es que salgan baratitas. Un traje de Obama ronda los 3.000 euros. Claro que en su caso, el resultado es impecable.