Tres estilos para tres poderes

Por fin, llega a la edición española de Vogue el reportaje gráfico de Michelle Obama que la versión americana publicó hace un par de meses. Pero la primera dama de EE.UU. no está sola. Rania de Jordania y Carla Bruni la flanquean y forman, según la misma publicación, “el nuevo G3 de las mujeres más poderosas” conscientes, cada una a su modo, de que su atuendo es una herramienta más para conseguir sus objetivos.


Cada vez que una mujer política se interesa por la moda parece estar obligada a ser la reencarnación de Jackie O. A Michelle Obama, Rania de Jordania o Carla Bruni se las ha comparado hasta la saciedad con la mujer de Kennedy pero lógicamente las tres poseen su propio estilo.

La indumentaria como arte
De este trío de ases de poder, huelga decir que la más admirada por su elegancia es la reina Rania de Jordania. Aunque criticada también por ese derroche de glamour en sus estilismos occidentalizados por los mejores diseñadores del mundo, Rania es considerada una de las mujeres más bellas. “Intento escabullirme un par de horas en Londres o en Estados Unidos. Puede que la ropa sea una forma de expresión creativa para mí, o una forma de expresión, ya que no puedo mostrarme de forma creativa cuando desempeño mis obligaciones oficiales”, confesaba la reina a la periodista Vicki Woods. Siempre impecable, radiante, adecuada y con un estilo muy personal –donde derrocha esa creatividad a la que ella misma hace referencia- no es de extrañar que siempre ocupe los primeros puestos de las féminas mejores vestidas y más elegantes del mundo.

Su belleza a disposición de Francia

Desde que hace poco más de un año contrajera matrimonio con el presidente francés Nicolas Sarkozy, la modelo y cantante Carla Bruni se ha convertido en un icono de la belleza del poder.

Sabedora de la importancia de la apariencia, fue una de las grandes maniquís de los años 90, la ya primera dama francesa es una de las pocas allegadas a la política que ha comprendido el secreto para triunfar también en esta profesión. “Hoy en día no se hace gran cosa sin la imagen. Ahora, quiero que los franceses se sientan orgullosos de encontrarme bella. He dejado de ser mi propia representación para ser la de muchas personas, así que ahora la imagen es algo a lo que presto más atención.”  

Así, concienciada por la importancia de la imagen, superó con nota su primera visita de Estado que realizó con Sarkozy a la Reina de Inglaterra cuando se enfundó un rectado abrigo gris de Dior, un sombrero estilo Jackie, con guantes de cuero negro y cinturón y bailarinas a juego. Como la mayoría de las modelos, no utiliza maquillaje ni joyas –según ella, “las he llevado todas”.

Más deseo que realidad
Es Michelle Obama, dentro de este trío -a mi juicio y creo que también al suyo- un caso aparte. Empeñados los medios de comunicación en convertirla en una de las primeras damas más estilosas, es más el deseo que la realidad. Según escribe André Leon Talley para Vogue, “A lo que Michelle Obama presta menos atención es a la moda. Esto no significa que no aprecie la ropa de calidad, ni que ni sea consciente de que las elecciones de moda que realiza una mujer cuya imagen se convertirá en breve –o se ha convertido ya- en la más reconocible del mundo entero no constituyan un icono… El pragmatismo, no el glamour, es lo que le importa cuando se viste.”

Por ello, Michelle confiesa: “Para mí lo más importante es vestir con la ropa que más me gusta. Eso es en lo que las mujeres deberían centrarse. Si yo pudiera ejercer algún efecto, me gustaría que las mujeres se sintieran bien consigo mismas.” La Sra. Obama ha apostado por diseñadores como Isabel Toledo, Thakoon Panichgul y Jason Wu. El 4 de noviembre tras la victoria de su marido, apareció con un vestido de Narciso Rodríguez que le costó algunas críticas pero ella insiste: “No voy a fingir que no me importe lo que digan. Pero también tengo que ser muy práctica. Habrá quien piense que el jersey era horrible; ¡pero yo tenía frío!”

En definitiva, tres estilos para tres poderes. ¿Con cuál se quedan?

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