Casualidad, tal vez. Pero que la primera princesa negra de la historia Disney llegue a nuestras pantallas un año después de que se invistiera como presidente de los EE.UU. a Barack Obama y, de rebote, a Michelle como primera dama, hace sospechar que han aprovechado el tirón mediático. Y aunque la película no parece gran cosa, encontrar similitudes entre la princesa del cuento y la de la realidad resulta de lo más entretenido.
Michelle Obama, la primera first lady negra de los EE.UU. y descendiente de esclavos, anda entretenida concienciando a sus conciudadanos sobre la importancia de las dietas equilibradas y saludables. Tiana, la protagonista de la nueva película de Disney y la primera princesa negra de la factoría, tiene un objetivo en su vida: montar un restaurante y así cumplir el sueño de su humilde padre fallecido. El color de su piel, sus orígenes humildes y difíciles y su gusto por la cocina. Bueno, ya tenemos tres similitudes.
Pero vamos a lo que interesa, a la política y la moda. Los creadores de Tiana han elegido un vestido de princesa de tonos cítricos que recuerda al que lució Michelle Obama en la investidura de su marido, firmado por la diseñadora Isabel Toledo, aunque en su caso era un vestido de cóctel y un abrigo a juego. Pero también encontramos un parecido en el color blanco del vestido de Tiana antes de convertirse en rana y el de la primera dama americana en el baile de investidura. Aunque el impresionante diseño de gala del taiwanés Jason Wu para Michelle era mucho más bello, como todo en la realidad –aunque los cuentacuentos se empeñen en asegurar lo contrario-.
Seguramente a Tiana le faltaba un collar de perlas y un tacón medio para acabar de imitar las tendencias de su musa, pero Michelle tampoco parece haberse convertido en rana ni su marido, por el momento, le ha salido sapo. Aunque mejor juzgar dentro de tres años. Por el momento, deseo que todos sean felices y coman perdices.